Sólo está el muchacho que por mostrarse decidido, racional y prudente sin necesidad, se ha olvidado hasta del sonido de su propia risa. Dejaste que se formaran telarañas en los añejos cajones en los que guardás tus deseos, tus manos están frías, siempre frías por no permitir que los demás las tomen entre las suyas. No pareces solitario, ni estás solo. Es una sensación nada más, o una excusa para no entregarte.
Ese espacio tan grande colmado de palabras no dichas, cosas mínimas pero que conforman un abismo infernal que separa la realidad difícil de aceptar, de la que aparentas. ¿Por qué lo hacés? ¿Es que querés hacer de tu novela un hecho real, y estás actuando? Bueno, no lo intentes más. La chispa de tu persona, ese aura blanca y dulce que te rodea, sobresale en contra de tu voluntad. Pocos tienen los lentes adecuados para verla, pero ¡Cómo brilla! ¿No lo ves? Es hora de que tus ojos se despierten.
Pero estás tan ocupado en disimular... Lo obvio pasa bajo tus narices sin llamarte la atención. He ahí un intrigante rasgo de tu creciente personalidad: Lo común te es insuficiente y lo extravagante te tranquiliza, te motiva y es esa la manera que buscás para sacar afuera la espontaneidad que nunca se vé. No está mal pedir un poco más, esforzarse por destacar y recibir la recompensa del reconocimiento. No siempre está, pero en la búsqueda radica la satisfacción.
Siempre tan curioso y ansioso por saber, los libros no te tienen secretos. Te cuentan todo y lo archivás en tu memoria, en un mundo teórico te manejarías a tus anchas. Es una lástima, tus conocimientos se marchitan si en la práctica no los usás, la frialdad de tu mente congela tus pasiones. La lucha interna que se desata furiosa entre el pensamiento y la acción termina por paralizarte. Te acobardás ante lo nuevo, lo desconocido, y aunque tu curiosidad es fuerte, el miedo domina tu cuerpo y te hace retroceder.
¿Es eso? Es el temor ante el sentir, ¿No es cierto? Los sentimientos nos hacen inexorablemente frágiles, vulnerables, pero también mas humanos. No por amar vas a ser menos inteligente, ni menos racional, ni menos excéntrica. Al contrarió, tendrías abierto un universo nuevo donde alimentar tu ambición por el conocimiento, conocimiento experimental, claro está. Porque con cada amor y desamor, cada amistad y pelea se aprende, se cambia en consecuencia. Descubrirías que la energía potencial guardada en lo profundo es capaz de salir e impulsarte a hacer las cosas que siempre quisiste y no te atrevías.
Entonces, mi pequeño actor, simulador, mi niño de mente soñadora, dejá a un lado tu máscara de falsa frialdad, tus temores, olvidá tus inseguridades, enfrentá tus propios prejucios y comenzá a derrumbar esa marquesina de insensible que vos solo te construiste. Porque después de todo, ¿Para qué usar un disfraz cuando encajás perfecto en la obra? ¿Por qué mirarlo en un las fotografías o leerlo en los libros si podés ser la protagonista de ellos? La diversión es una necesidad básica del ser, y ¿No creés que es más divertido sentir la vida que sentarse a verla pasar?
Escrito por Eugenia Olivera
ouch, eso me llegó
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